SONIDO ADENTRO / PULSIÓN SONORA. 
UNA APROXIMACIÓN A LOS ESTADOS DE ESCUCHA 
DESDE EL CUERPO, EL MOVIMIENTO Y LA DANZA por Anahis Monges

SONIDO ADENTRO / PULSIÓN SONORA. 
UNA APROXIMACIÓN A LOS ESTADOS DE ESCUCHA 
DESDE EL CUERPO, EL MOVIMIENTO Y LA DANZA

Palabras clave: cuerpo, sentidos, improvisación, imaginación, presencia, percepción, poesía, silencio, movimiento auténtico.

Un gran ojo/ una gran lengua/ un gran poro/ un gran oído.

Una de las pautas de improvisación en danza habla de moverse como si cada poro del cuerpo tuviera un pequeño ojo. Esa imagen me produce un poco de miedo. Pero la sensación se traduce a tratar de percibir con cada partícula del cuerpo. Hasta el más minúsculo espacio en la piel puede ver. Entonces el espacio exterior se puede apreciar con mayor amplitud. Y viceversa. Así el cuerpo también se permite explorar espacios con los que ni se imaginaba podía producir movimientos, porque todo quiere ver.

A nivel perceptivo, la imagen podía variar entre saborear, porque cada poro tiene una lengua. Entonces se aprovecha el poder lamer, probar, tocar con la lengua.

Es un ejercicio de imaginación. La producción de imaginarios en la improvisación contiene y aporta otras formas, otros contenidos, otras calidades.

Recientemente incluí a este ejercicio la pauta de que cada parte del cuerpo: escucha.

Hay quienes hablan del cuerpo por segmentos, cabeza, extremidades, etc. Hay quienes hablan del espacio dentro de las articulaciones, hay quienes se mueven desde el sistema óseo, desde los fluidos, desde lo muscular (Body-Mind Centering). Es un ejercicio. Sigue siendo imaginación. Sabemos, quienes abordamos el tema cuerpo, que éste se manifiesta como una totalidad. Pero para ello, es preciso atravesar largos caminos de una nueva conciencia del si mismo en relación con la otredad y con el espacio externo.

El cuerpo en escucha. El movimiento en escucha. Sostener la gravedad como un sonido.

Si cada poro posee un oído. La sensibilidad precisa para percibir el más nimio roce del aire contra las cosas, contra la ropa, la piel, el suelo. ¿Si el movimiento espera por el sonido que le mueva? ¿Cómo se establecen sincronías y correspondencias desde lo interno y lo externo? Sonoridades internas y externas. Ser un sonido. Ser todos los sonidos. Afinar la vibración. El sonido pesa. La piel le recibe. El sonido penetra. Ahonda interioridades, subjetividades. Se expande entre los órganos, atraviesa la piel. El movimiento es también interno. Si es preciso no moverse, se atiende esa escucha. El movimiento puede no ser visible. Pero ocurre a su vez, en los recovecos internos. En los intersticios de la carne.

Mi poro más profundo

amplio,

extenso.

Es como una gran herida.

Atrae,

manifiesta,

dirige.

Agujereada,

mi cuerpo herido de poros,

sutil,

inconsciente,

consciente,

¡vivaz!,

melancólicamente: respira.

Transpira

y es atravesado.

¡Aguas!

Puedo escucharlas adentrarse en la piel

como se escucha al fuego.

Mi cuerpo fluvial y seco,

moldeable e intacto.

¿Quién es realmente capaz de tocar esta materia?

Huidiza

Resbaladiza.

El deseo sin manos

se agita,

bulle

y se expande.

Mary Whitehouse (Inglaterra 1910-2001), una de las pioneras de la danza terapia que planteó y elaboró una tendencia llamada “Movimiento auténtico” habla sobre el moverse o el dejarse mover. Diferencia esto último por el control que se pueda tener sobre el movimiento, sobre el hacer, decidir, etc. En contraposición por un dejarse ir. Ser movido por algo más que a primera instancia no se reconocería como lo más próximo o lo más evidente, ni más “correcto” o “bello” o “bueno” o “eficaz”. Para ello aguarda en el silencio. En la espera. En la escucha. En la posibilidad de responder a lo que el instante propicia. En la consonancia o resonancia de espacios internos-externos que comulgan.

Toma del tao una oración que contiene dos oposiciones que pueden conformar una tercera: “acción en no-acción; no-acción en acción”. Esta postura a nivel performático me resuena mucho con Cage y su 4´33´´. A su vez me parece que plantea una disyuntiva entre el silencio y el sonido. Entre el ruido y el silencio. Así mismo, a mi parecer, ocurre con el cuerpo en movimiento, en la danza. El movimiento y el no movimiento acuden aquí a un diálogo entre la presencia de un cuerpo que se habita o no. Que abunda en verborrea o que acalla lo excesivo, lo parasitario. A su vez podría ser un cuerpo que al moverse hace uso del ruido, de lo que satura, del colapso. En última instancia, esta directriz es trazada por la elaboración del discurso de movimiento, por la investigación previa. Y por el azar.

Agua al ojo. Azul radiante al ojo.

El color se filtra hasta el pecho.

El cuerpo es un gran ojo,

un gran oído,

Una gran lengua,

un gran poro.

Soy el color que quiero.

Agua al cielo. Cielo al ojo. Cielo a la boca.

Marítima luz: cae.

Mar íntimo azul: suspende.

O como diría el Altazor de Huidobro:

“El mundo se me entra por los ojos/ se me entra por las manos se me entra por los pies/ Me entra por la boca y se me sale/ En insectos celestes o nubes de palabras por los poros”

Con esta pequeña teoría desde la porosidad, busco complementar una postura o ampliar un panorama de los sentidos, panorama que no subyace únicamente al órgano sensorial que percibe, sino a un amplio campo perceptivo que en este caso, insta a un cuerpo en movimiento o en exploración de movimiento, a comunicar y transitar en un diálogo doble, siempre interno y siempre externo. No existe límite entre lo nombrado, escogido y sentido, porque lo externo no existe de forma neutra o distante, sino que se hace en el cuerpo y con el cuerpo. Donde las cualidades de las cosas manifiestan su unidad, la reafirman y como dice Sartre: revelan el ser (Jean-Paul Sartre, “El ser y la nada”, 1976, París, Gallimard). Por ende, mediante la capacidad perceptiva que brinda una escucha desde todos los sentidos, el ser de las cosas y mi propio ser entran en comunión.

Fragilidad e inverosimilitud de los cuerpos

cuando quiero ser sombra,

reflejo.

Un borde,

una tensa cuerda.

Ser sonante en el aire,

en el agua.

Reflejo sonoro.

Luz guardada en el agua.

Dibujo de otro.

Guardar los reflejos en el agua del estómago.

Definir las claridades de la roja agua.

Viscosidades internas.

Empujar los órganos.

Vibrar y latir rápido en el pecho.

Los reflejos se suben a la boca.

A la carne desdoblada.

A veces no es preciso elegir desde una cualidad dominante. Hay elección, pero ella nos elige. Los momentos se fugan, se extinguen a sí mismos porque “son”. De allí el aprender a fugarnos, extinguirnos. Y seguir siendo.

Desde esa posibilidad antes mencionada por Whitehouse, según la cual, “soy movida” más que decir “yo me muevo”, me interesa partir hacia esa misma sincronía que tuvo John Cage al trabajar gran parte de sus composiciones donde la no-intención va a dar signo de una manera distinta de interpretación. Movimiento y música, adquieren nuevas premisas que buscan decodificar la mirada dominante o instaurada en las formas de crear, restándole autenticidad y calidades más vívidas a la experiencia del cuerpo, bien sea en improvisación en danza, o en composición sonora.

Los silencios en el cuerpo, dan paso a nuevos impulsos. Donde el movimiento asiste a su propio estar, su propia escucha. Sin premeditaciones. Y con lo abierto a ser nuevo, mutando, vertiginoso, calmo, susurro, y por qué no: también grito. También nada. Viento mecido. Horizonte pleno. Encuentro con lo propio y con lo externo. Y como bien diría Patricia Mercado en su “Diccionario de equívocos” para hablar del silencio: “Silencio: lo que nos reconcilia”.

Anahis Monges

MÚSICA COMO METÁFORA ESPACIAL por Andrea Sánchez

MÚSICA COMO METÁFORA ESPACIAL

Este texto forma parte del inicio de mi investigación, sólo es un fragmento.

Palabras: Espacio, Sonido, Música, Acontecimiento, Partitura

“El sonido como material de construcción capaz de crear límites invisibles y definir espacios” (John Cage)

Un espacio ocurre desde una temporalidad, un acontecimiento que da lugar a ese aquello, que denomina la existencia de éste, complementándose uno a otro. El concepto de acontecimiento para ello lo veo específicamente desde lo sonoro. Un espacio acontece cuando algo suena, ya qué el sonido que se emite desde el objeto que lo produce es una especie de temporalidad, un instante que denota la espacialidad de éste y hace que su espacio acontezca. Es así que el sonido es aquél tiempo en un espacio que sucede.

Para John Cage el sonido es este tiempo con el espacio, ambos forman los acontecimientos, se complementan para componerse, a esas mínimas señales audibles y continuas que lo ocasionan, puesto que la relación con espacio es el acontecer de un sonido.

Sonido, este forma parte de manera inseparable de aquel, nos informa de su dimensión e incluso del tipo de materia que lo envuelve.” (Arce Saragaduy, 2014)

Para comprender el acontecimiento del sonido en el el espacio citaré un diálogo que a mi parecer es la clave de la investigación que se desarrolla en una escena de la película Ensayo de Orquesta de Federico Fellini: “Una sala con un piano se convierte en su estancia (…) Todos los pianos, son el piano, tocar sólo el piano propio es limitativo, como un freno.” Para mi es relacionado con el sonido del instrumento musical así el concepto en el proceso de abarcar un espacio mediante el objeto sonoro que emite una presencia dentro de este lugar en la orquesta, en que al igual que el piano tiene su propio espacio dentro de éste, y ella al mismo tiempo es una especie de extensión del comportamiento sonoro del piano.

Desmenuzando está frase se encuentra que los sonidos en un ámbito de música, que un instrumento u objeto sonoro está distribuido para emitir su sonido en el espacio que corresponde en una partitura poéticamente hablando, sí la calle fuera una orquesta y el tráfico sucediera en diversas tonalidades de arranque en los coches, un timbre de alarma o un claxon y las mismas personas que lo manejan, serían los interpretes de la partitura, o sea el escrito de ese espacio en el que se determina el acontecimiento.

La música es una metáfora espacial para albergar al sonido, éste como el fonema de la música es la parte mínima y la que compone la estructura, que lleva a un suceso dentro de ella al momento de su ejecución, la música sería un espacio sonoro sí se ve desde ese modo de analogía; nosotros seríamos instrumentos musicales que tienen un lugar en una partitura, que será interpretada en el lugar que le corresponde o se presente mientras emitimos nuestro sonido en la orquesta, como esa extensión de la pianista con su instrumento.

El sonido es la presencia fundamental en la música, tanto es así que existe una gran variedad de maneras de representación visual, con ella se origina la notación, es este medio se comienza una brusquedad saber como se ve lo que se toca o se canta, para hacerlo palpable, a causa de que el sonido, es tiempo, por lo tanto es algo efímero, por ello comienza a escribirse la música.

¿Es aquello un espacio escrito? puesto que según el texto de la Representación de la Representación, una partitura puede ser espacio “La partitura se convierte en grafismo, en intención, concepto, gesto o espacio” (Zugasti, 2007).

La música es una representación de espacios dentro de ellos, por ello una orquesta sigue la partitura, cada una es una suerte de mateo escrito, donde ellos se ven extendidos, así aquel vuelve suyo el sitio, desde su lugar en el escrito, hasta como el instrumento envuelve a la atmósfera, el acontecimiento del él se hace presente, el sonido se emite de modo en que cada hecho se apodera.

Andrea Sánchez

Bibliografía:

Arce Sagarduy, M. 2014 “El espacio y la dimensión del sonido. Una observación desde la experimentación artística” España.

Zugasti, Ruiz, Copón, Cabezas, Gómez Molina. 2007 “Dibujar el sonido” en Zugasti, A. (comp.), La representación de la representación; danza, teatro, cine, música, Cátedra. 319 – 349.

¿CÓMO DANZAR 4’33»? por Alejandra Trejo Poo

¿CÓMO DANZAR 4’33»?

Si hablamos de danzar probablemente nos referimos a una sensación por la que el cuerpo quiere ser movido, expresado, exprimido para entrar en algún diálogo. Por lo general, cuando se danza es a partir de un momento, de un acontecimiento y por algún sentido o por el mismo sinsentido. Seguramente la mayoría de las veces que pensamos en danzar lo hacemos mientras suena alguna sinfonía, pieza u orquesta, pero ¿qué sucede cuando no hay música como tal sonando y se pretende danzar? ¿De dónde salen esas melodías y armonías por las que el cuerpo se empieza a mover?

La intención de la pregunta ¿Cómo danzar 4’33»? es para relacionarse con el silencio a través del cuerpo, y qué mejor que a partir de lo que suena en ese periodo de tiempo que nos nombra y evidencia John Cage: cuatro minutos y treinta y tres segundos para escuchar un presente, un acontecer, un suceso, un momento inigualable en el que surje una danza única e irrepetible que jamás se volverá a oír.

¿Cómo reconocer los graves? ¿Los agudos? ¿Los altos? ¿Los bajos? ¿Cómo danzar con esa cotidianidad de nuestras vidas? Si bien, ahora mismo estoy escuchando las teclas de esta computadora mientras escribo estas palabras y a la mente me llegan una serie de movimientos, quizá con las mismas manos al escribir en una máquina también se me presenta una especie de fraccionamiento con otra parte del cuerpo al ritmo de las teclas. De repente se escucha una sirena, entonces el cuerpo puede moverse fluidamente, a la forma del vaivén de la ambulancia sonando con sus altibajos. Suenan los ladridos de un perro y se despiertan las sensaciones de mi cadera como si fuera un labrador queriendo salir de la misma, una especie de escape animal mientras arriba de mí se oye extrañamente un helicóptero que me provoca giros circulares con la cabeza.

Sentando esto, estos cuatro sonidos pueden manifestar cuatro movimientos distintos, quizá todos al mismo tiempo o uno seguido de otro, o incluso contraponerse entre sí. A lo que me refiero es que al parecer puede haber una armonía desde el sonido de nuestra cotidianidad y ser traducida por nuestro cuerpo humano. Pero ¿será que tenemos que seguir el mismo ritmo que oímos cuando nos expresamos con los huesos? Bien se puede dar la posibilidad -como lo que sucede en la danza- de romper con el ritmo de lo que suena, como cuando escuchamos una música lenta, una pieza de J. S. Bach o una estruendosa pieza, en donde nos enfrentamos ante la sintonía y tratamos de retarla a partir de la misma oposición que implementamos. Así pues, podemos entrar también en diálogo con lo que suena en el silencio, donde esas mismas teclas puedan ser un movimiento sumamente lento o sutil, o la ambulancia un sonido rígido y tenso.

Si nos damos cuenta que no dejamos de escuchar, tanto con nuestros órganos auditivos como con el mismo cuerpo, nos percatamos de que la danza que surge nos enseña lo que dice el mundo que habitamos, el espacio en el que estamos y las sensaciones que se presentan en el mismo, de manera que su evidencia de otra forma no podrían salir a la luz -o incluso, a la oscuridad-. Pues ¿qué mejor intérprete de lenguaje sonoro que nuestro mismo cuerpo? El cuerpo es ese material, vehículo, transporte o medio por el cual percibimos y escuchamos el entorno en el que no sólo estamos sino vivimos. Es decir, danzándole a la vida a partir de lo que la vida dice, en el silencio, en esa nada que creemos que no suena pero siempre está diciendo algo, ya sea desde lo más minúsculo como las teclas que siguen sonando o las fuertes tormentas que retornan ruidosamente a mi cabeza. Siempre nos está sonando algo, ese algo del que podemos danzar con el exterior y la música del interior.

¿Y no será también que danzamos 4’33» al caminar en nuestro día a día, en los momentos de quietud y reflexión, o en los mismos momentos de escucha? Considero que aunque no haya un movimiento físico, no dejamos de percibir con el cuerpo, entonces la misma percepción podría ser una eterna danza de nuestro cuerpo, ese despertar, ese cambio, esa emoción: el surgimiento de una danza desde la sensación, ya que el cuerpo, cualquiera que sea, no deja de tener expresión. Finalmente, una de las propuestas que planteo con estas ideas es ¿a qué suena eso que no conocemos? Aludiendo a explorar esos espacios sonoros -y no sólo sonoros, sino sensoriales, reconociéndolos a través de los demás sentidos- que no nos son familiares, aquellos que desconocemos en sus sonidos, olores, temperaturas y sabores. ¿Cómo será danzar en una casa ajena? ¿En el parque de otro país? ¿En un lugar lejos de la tierra y dentro del mar? Me parece que estas ideas tienen la intención de conocer esos otros lugares desconocidos y lejanos de formas no habituales, de maneras no tan directas, donde a partir de lo más interno, lo más recóndito y secreto, pueda salir a relucirse de forma más evidente a través del capullo de los sentidos, donde la luz que lo hace abrirse es ese ente que deambula por los pasillos de la existencia llamado cuerpo.

Alejandra Trejo Poo

EJERCICIO FINAL DE LOS PARTICIPANTES DEL TERCER CÍRCULO DE LECTUA. “Espacios resonantes: Del paisaje sonoro de las trincheras a la escucha del silencio en Alfonso Reyes y John Cage”.

silencio
yo me uno al silencio
yo me he unido al silencio
y me dejo hacer
me dejo beber
me dejo decir.

Yo trabajo el silencio
lo hago llama.

Alejandra Pizarnik

Estoy frente al silencio visual de la hoja en blanco para escribir una introducción a los textos que estás por leer. En mi interior hierven palabras que no vibran: ¿es verdad que no vibra el sonido del pensamiento? Lo mismo pasa en ti al leerme: una voz en tu interior me sigue gracias a la vista, y también me escuchas. Es muy probable que jamás hayas escuchado mi voz: mi ausencia visual es una presencia sonora, pero esa presencia mía en ti, es tu propia voz. Aunque yo muriera, estas palabras volverían a sonar, al leerme, en algún lugar de tu escucha. Mi voz será tu voz, mi voz será un parásito de tu voz. Afuera de mi habitación, los grillos frenéticos me cuentan cómo aumenta la temperatura: ¿qué escucharán ellos de mí? ¿Hay grillos donde tú me lees? Más lejos de aquí está el aeropuerto y su rumor incesante e insomne, más cerca el oleaje de los pocos automóviles que viajan por la avenida: hay tanto sonido en el mundo. Sin embargo, es momento de invitarte a leer otras voces.

            Fui el agente-moderador del Círculo de lectura 3, cuyo título fue «Espacios resonantes: Del paisaje sonoro de las trincheras a la escucha del silencio en Alfonso Reyes y John Cage», el cual se tomó de un artículo escrito por la investigadora española Rocío Garriga. En éste se postula la hipótesis sobre cómo las artes de la escucha emergieron en función de los conflictos bélicos europeos durante el siglo XX. Por otro lado, Garriga se concentra en el uso del silencio por parte de Alfonso Reyes y John Cage para establecerlo como un espacio resonante. Además, rastrea las influencias de la «4’33”» de Cage —una obra musical compuesta sólo por silencios— sobre diversas obras de arte contemporáneo.

            Bajo esta lógica, el Círculo de lectura tuvo por objetivo la aproximación a la escritura de corte académico en torno a las artes de la escucha y el silencio. Para lograrlo, me parecían insuficientes las aproximaciones escolares: leer textos en torno a un tema y las reglas de la academia, procesar estos cognitivamente con alguna estrategia de enseñanza-aprendizaje, y después producir un escrito. De ahí que inspirado por las ideas pedagógicas de Janet Muñoz Rosagel de Taller Multinacional, más las propuestas de Yolanda de la Garza López de Lara en torno a la estimulación de la escritura en estudiantes universitarios/as, logré concretar mejor un camino a seguir.

            Por lo tanto, más que aproximarme sólo como un docente al círculo, también era necesario hacerlo como creador. Además, la experiencia fue en línea, es decir, similar a la situación que te he planteado en el primer párrafo de esta invitación. En este sentido, era muy importante no sólo el compartir fechas, nombres u obras, sino también la estimulación de la escucha: el cuerpo como un campo de saber y de construcción de conocimientos. La idea de Cage sobre la escucha como una acción que ya en sí misma es creadora me llevaría por dicho camino.

            Con todas estas influencias es que la experiencia se constituyó en 2 ejes. Por un lado, la lectura y análisis del texto de Garriga y, por otro, la práctica de diversas experiencias de escucha y grabación de sonidos elaboradas por Hildegard Westerkamp, Murray Schafer y yo. Por otra parte, tuvimos la amable y entusiasta participación de Rocío Garriga bajo la forma de conversatorio on-line en torno al silencio en el arte contemporáneo, así como también el de Rolando Hernández —notable artista sonoro mexicano— en torno a la escucha.

            Además de tales experiencias, era necesario invitar a la escritura desde posturas libres y delirantes hasta las aproximaciones más ordenadas de la academia —pensar en el/la lector/a, construir preguntas indagatorias, conocer sobre investigación artística y formatos de citación, entre otras. Este viaje desde el delirio hasta la formalidad ayudaron a que al interior del grupo surgieran elementos de colaboración y diálogo: ¿qué podría haber sido más satisfactorio para un círculo en torno a la escucha, sino el surgimiento de redes invisibles que apelasen a una comunión sonora?

            Así, lo que leerás son los textos que se escribieron gracias a los procesos anteriores. Todo escrito adquiere su consagración al ser leído, al reproducirse dentro de otro espíritu que le regala su atención. Es por eso que ahora te los compartimos y los dejamos fluir dentro de ti. Podrás leer a personas de diversos lugares de México y América Latina provenientes de las artes visuales, la música, la danza, el teatro, y cada una de ellas tiene una forma particular de escucha que ahora te comparten en forma de texto. ¡Espero que las disfrutes y nos retroalimentes sobre lo que te han parecido!

            Para cerrar esta invitación tomé frases, de cada texto, cuyas ideas me conmovieron o me abrieron al delirio. Te las ofrezco como un estímulo para abrir boca, para abrir oreja, para abrir ojo, para abrir piel:

entrar en un diálogo con el silencio a través del cuerpo,
Si cada poro posee un oído.
La música es una metáfora espacial para albergar al sonido,
la escucha es un mundo de satisfacciones posibles que no deberíamos negarnos.
hacia un camino de indagación promisorio para comprender lo social desde la sonoridad.
de trabajo silencioso para poner en marcha de nuevo la vida cotidiana, de lluvia
lo que nos da miedo no presenta en realidad un cambio con lo que no nos da miedo.
guarda relación con nuestra memoria auditiva y experiencias íntimas.
el paisaje sonoro para relacionar la dolencia, el estrés.
la vorágine de elementos acústicos representan una significación en nuestra mente.
somos en realidad vibraciones, sonidos que pasan por nosotros.
olvidamos que por las noches bajo el susurro del viento, el silencio también se respiraba.
Entre más se concentra la atención se abren más canales para cada pequeño sonido.
Una especie de encarnación del silencio.
cuando nuestras voces internas estén silenciadas
los sonidos de lo que “no suena”. Los sonidos de la arquitectura como vibraciones.

            «¿A qué altura estaremos de esta navegación por un mar de silencio?» fue una de las preguntas que se hizo Ortega y Gasset durante su participación en el «Tributo a Mallarmé» propuesto por Alfonso Reyes en 1923, el cual consistió en permanecer 5 minutos en silencio en el Real Jardín Botánico de Madrid. Ahora tú que lees eres un/a navegante por estos textos en torno al silencio, al sonido, al ruido, a la escucha. Antes de ir a los escritos, lee el silencio:

Fabián Avila Elizalde

¡Te doy la más amistosa de las bienvenidas!

DE LAS CIUDADES INVISIBLES Y LA MEMORIA
por Sandra Leguizamon Estevez

¿CÓMO DANZAR 4’33»?
por Alejandra Trejo Poo

MÚSICA COMO METÁFORA ESPACIAL
por Andrea Sánchez

SONIDO ADENTRO / PULSIÓN SONORA. 
UNA APROXIMACIÓN A LOS ESTADOS DE ESCUCHA 
DESDE EL CUERPO, EL MOVIMIENTO Y LA DANZA
por Anahis Monges

LUNES DE SILENCIO: LUNES DE CARNAVAL
por Gabriela Infantes Alcalá

MÁS ALLÁ DE LOS BEATTS – ARTE DE LA ESCUCHA EN LOS DJS
por Claudia Britania

HACIA UNA INCLUSIÓN DEL CREADOR EN EL ARTE  SONORO
por Diego Bernaschina

HORRORES DE LA ESCUCHA
por Humberto Muñoz

LA MUSICALIDAD DEL SILENCIO EN LA IMAGEN ESTÁTICA
por Karina Pampo

PATRONES RÍTMICOS EMERGENTES DE LA ESCUCHA EN EL ESPACIO PÚBLICO
por Manuel Mendoza

PER / SONA
por Milagros Morandi

DELIRIO – ESCUCHA – MORATORIA SILENTE
por Nora Flores

EL SILENCIO COMO EXPERIENCIA INTERIOR Y EXPRESIÓN ARTÍSTICA EN TORNO A LA MUERTE
por or Sofía Boonil

EVASIÓN DEL SILENCIO
por Tania Romero

SILENCIO HOSPITALARIO: DESDE LA ESTRUCTURA HASTA LOS/AS QUE LO CONSTITUIMOS, ¿UNA DECONSTRUCCIÓN A TRAVÉS DEL ARTE?
por Lorena Salamendy


Te invitamos a experimentar con los paisajes sonoros que elaboraron los alumnos del círculo de lectura, actívalos al mismo tiempo y has un concierto

Hecho con Padlet

DE LAS CIUDADES INVISIBLES Y LA MEMORIA por Sandra Leguizamon Estevez

“Un niño en la obscuridad, presa del miedo, se tranquiliza canturreando. Camina, camina y se para de acuerdo con su canción. Perdido, se cobija como puede o se orienta a duras penas con su cancioncilla. Esa cancioncilla es como el esbozo de un centro estable y tranquilo, estabilizante y tranquilizante, en el seno del caos. Es muy posible que el niño, al mismo tiempo que canta, salte, acelere o aminore su paso; pero la canción ya es en sí misma un salto: salta del caos a un principio de orden en el caos, pero también corre constantemente el riesgo de desintegrarse. Siempre hay una sonoridad en el hilo de Ariadna. O bien el canto de Orfeo.”

Giles Deleuze y Félix Guattari

 

DE LAS CIUDADES INVISIBLES Y LA MEMORIA

Palabras clave: Cuerpo, espacio, arquitectura, instalación, memoria.

El cuerpo como el lugar para la experiencia es el punto de partida de las reflexiones que planteo en este ensayo. La percepción de un lugar respecto a la información que nuestros sentidos nos proporcionan habla generalmente desde un supuesto conocido, el lugar común de la experiencia. Pero valdría la pena detenernos un momento y preguntar

¿Cómo influyen los sentidos en la configuración del espacio? y ¿cuál es la importancia del sonido en la construcción del mismo?

Culturalmente dependemos del sentido de la vista para orientar nuestro paso por el mundo. La configuración del lugar y del territorio está determinada por la jerarquía de la mirada. Basta con cerrar los ojos para que esta seguridad desaparezca y nos adentremos en el mundo de los otros sentidos que abren el espectro a nuevas manifestaciones sensoriales. La escala adquiere nuevas dimensiones respecto a la relación del cuerpo en y con el espacio como pudimos experimentar en el ejercicio de caminatas sonoras (Soundwalking) dirigidas por Hildegard Westerkamp. Hay una cierta vulnerabilidad cuando se suprime uno u otro sentido ya sea voluntaria o involuntariamente. Pero es en esta vulnerabilidad donde el cuerpo agudiza los otros sentidos para hacer frente a esa carencia que se presenta como novedad. Es en este pequeño espacio, en este intersticio, donde se da el lugar para la creación.

En el arte contemporáneo la instalación se propone como el lugar de la experiencia estética total. Ya lo mencionaba Richard Wagner en su ensayo El Arte y la Revolución (Die Kunst und die Revolution) donde

describe el término Gesamtkunstwerk como la unión de todas las artes y a la experiencia estética total como la combinación de música, poesía, teatro y danza en el drama de la ópera. Siguiendo esta idea, la instalación se propone como el lugar para la experiencia que involucra todos los sentidos desde estrategias que en la creación, recepción y distribución de las obras de arte permiten la re-significación del espacio desde un habitar en lo cotidiano. Sin embargo en la medida en que las instalaciones optan por una relación más cercana entre el espectador y la obra de arte que lo cobija, soy consciente de que en muchas de estas instalaciones, no se tiene en cuenta el componente aural, y que en muchos casos se deja a una cuestión de azar.

Existe en el mundo la necesidad de nombrar y de clasificar y esto atañe no solo a la ciencia sino al arte, y no me refiero a esto como una condena sino que en cierta medida en ocasiones parece un limitante. Entra en el campo de las delimitaciones entre lo que es o no es fotografía, o lo que es o no es escultura y se toman en relación nuevos términos que amplían el esquema en los que las categorías dan lugar a definiciones acertadas, este también podría considerarse un acto creativo y no coercitivo pero a lo que me refiero en este caso es a que estas clasificaciones no deberían limitar la experiencia sensorial. Tampoco que la facultad sensorial esté restringida por estos mismos determinantes sino que esa experiencia pueda trasladarse a la vida misma, a la cotidianidad. La escucha compromete al silencio y nos recuerda la conciencia del cuerpo en el espacio, de ese ser-en-el- mundo. La forma como el silencio se articula con la respiración y como la respiración nos conecta directamente con la experiencia de la vida misma.

Pero ¿se podría hablar de una memoria del acontecimiento acústico? Citando las palabras de Murray Schafer cuando afirma que “la repetición es el medio de la memoria para el sonido”1 lo relaciono con las experiencias corporales que propone Consuelo Pabón como prácticas de (r)existencia del cuerpo ante la atomización de los mismos en la era de la posmodernidad.

“Con el rito, con la ceremonia, lo que se hace es repetir simbólicamente el acontecimiento trágico, dejando que el cuerpo explore, se haga consciente, despierte su memoria corporal, hasta volver a vivir el hecho doloroso, para purificarse de él, expulsándolo físicamente a través de su propio derramamiento.”2

La obra de arte se hace acontecimiento y su poder radica en la experiencia misma, en la activación de los elementos ya no a partir de la representación, el mundo no está para ser representado sino para ser actualizado en la experiencia misma de la obra de arte.

Personalmente me interesan los sonidos mínimos, los sonidos ínfimos, los sonidos de lo que “no suena”. Los sonidos de la arquitectura como vibraciones. Traigo a relación la obra de Ítalo Calvino y Las ciudades Invisibles pues de por sí su recopilación de cuentos hacen, en forma de lenguaje escrito, un lugar que va mas allá de la representación de las ciudades, o de alguna ciudad en específico, para ser el lugar de la actualización en la que todas y cada una de las ciudades puede resonar. Ahora, ¿cómo suenan esas ciudades invisibles si bien ya son una aproximación poética al espacio mismo de la(s) ciudad(es)? Creo que una aproximación aural desde el afecto sería un ejercicio que valdría la pena explorar. Una aproximación desde el afecto, como ejercicio de escucha y ejercicio de silencio que pueda motivar la experiencia sensorial desde el recuerdo, evocador de imágenes, sonidos, olores, sabores y sensaciones táctiles.

Dejo este texto como un espacio para la reflexión frente a ese mundo que se abre desde la percepción aural, que al igual que todos los sentidos puede desarrollarse bajo condiciones específicas, pero sobretodo a voluntad y con conciencia. Y deja un sentido por cómo ese saberse en el mundo también remite a los afectos.

Sandra Leguizamon Estevez

Die Zwitscher-Maschine, La máquina gorjeante, Paul Klee, 1922

Óleo y acuarela sobre papel con acuarela y tinta sobre cartulina, 41,3 x 30,5 cm The Museum of Modern Art, Nueva York

  1. SHAFER,     Murray.     Nunca    vi    un    sonido.    Documento     en    línea.    Disponible     en https://www.eumus.edu.uy/eme/ps/txt/schafer.html
  2. PABÓN, Consuelo. Construcciones de cuerpos. Documento en línea. Disponible en https://es.scribd.com/doc/45332816/Pabon-Consuelo-Construcciones-de-Cuerpos. Pág. 17

BIBLIOGRAFÍA

  • CALVINO, Ítalo. Las ciudades invisibles. El Mundo, Unidad Editorial, S.A. 1999
  • DELEUZE, Gilles y GUATTARI, Félix. Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Pre-Textos. 2002
  • MERLEAU-PONTY, Maurice. Fenomenología de la percepción. Editorial Planeta–De Agostini ,S.A. 1993
  •  PABÓN, Consuelo. Construcciones de cuerpos. Documento en línea. Disponible en https://es.scribd.com/doc/45332816/Pabon-Consuelo- Construcciones-de-Cuerpos
  • SHAFER, R. Murray. Nunca vi un sonido. Documento en línea. Disponible en https://www.eumus.edu.uy/eme/ps/txt/schafer.html

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Los cursos que hice online en el Taller Multinacional fueron fantásticos! Estoy muy satisfecha con los contenidos propuestos, con los materiales disponibles y con la atención de los tutores. Esta es una forma fantástica de ampliar mis conocimientos en temas que me interesan, en un ritmo conveniente para quien trabaja y quiere seguir estudiando.

FUE UN RETO, PUES SE DEBE DE TENER CONSTANCIA Y GENERAR HÁBITO DE HORARIOS, PERO ES SATISFACTORIO IR POCO A POCO AVANZANDO…

Actualmente estoy cursando un Diplomado en Fotografía Digital, que principalmente busca preparar al estudiante en el uso de la cámara y sus alcances en la generación de las imágenes, utilizando otros medios, etc. Sin embargo, mi espíritu de ávida investigadora y de teórica, siempre me hace profundizar sobre los temas en esa área. Se me dió esta oportunidad con Diplomado en Fotografía Contemporánea, «Desde el Cuerpo», impartido por la ONG Buenos Aires. Al ser a través de la plataforma virtual de Taller Multinacional, pude llevarlo incluso cuando viajé fuera de mi país. Fue un reto, pues se debe de tener constancia y generar hábito de horarios, pero es satisfactorio ir poco a poco avanzando, y en el proceso, no solo enriquecerse por el contenido del curso, sino también por la posibilidad de compartir con personas de distintos países que reflexionan sobre un mismo tema, y le muestran a uno, nuevas maneras de ver el mundo que nos rodea.

Gaby Alonso

ES LA PRIMERA VEZ QUE TOMO UN CURSO ONLINE Y LA VERDAD ES QUE FUE UNA EXPERIENCIA FABULOSA…

Es la primera vez que tomo un curso online y la verdad es que fue una experiencia fabulosa. Conocer compañeros de otros lugares con las mismas inquietudes fue muy estimulante. Me pareció excelente el material utilizado para abordar el módulo además del que surge del intercambio con los compañeros. Si bien es una formación académica, no me resultó para nada excluyente su abordaje. Sin haber tenido experiencia académica pude aprovechar todo el material ofrecido y descartar dudas gracias a la atención y generosidad del docente. Estoy muy agradecida y espero volver a formarme con ustedes!
Romina Elvira

LA OPCIÓN DE PODER TRATAR TEMAS INTERESANTES Y COMPLEMENTARIOS A LA CARRERA Y ACTIVIDAD…

La opción de poder tratar temas interesantes y complementarios a la carrera y actividad diaria que se realiza, es muy importante. Eso pasa con Taller Multinacional, que aun a la distancia, permite aprender mientras acorta la distancia entre las culturas y sociedades diversas.

Carla Grunauer