LA COMUNIDAD DE JOSÉ LUIS

“Por favor, preséntate con el resto de los y las compañeras del «Círculo de Lectura».

Cuéntanos quién eres, qué interés te trajo a participar acá…”

Así se leía en el Foro de Presentación del Círculo de Lectura sobre «On Line communities: comunidades experimentales de comunicación en la diáspora virtual” un texto de José Luis Brea incorporado dentro de su libro “El tercer umbral: estatutos de las prácticas artísticas en la era del capitalismo cultural (2004)”. ¿Y ahora que teníamos que hacer nosotros? Seguir simplemente las instrucciones de nuestro tutor, Gabriel Bárcenas, y empezar a hacer, sin darnos cuenta, comunidad online para hablar sobre comunidad online.

En ese primer foro de presentación nos mostramos como quisimos ser conocidos y manifestamos lo que pensamos para finalmente interiorizar en nosotros mismos y “re-conocernos”, aludiendo un momento iniciático (algunos nos pusimos místicos). Obviamente el objetivo del tutor no fue adoctrinarnos, pero sí estábamos interrelacionándonos y al mismo tiempo creando una heterotopía. A cierta hora del día sabíamos que teníamos que conectarnos a otra realidad para interactuar con otras personas a las que no conocemos, pero de las que teníamos una interpretación propia basada simplemente en su presentación, edad, currículum, fotografía y manera de escribir, como es habitual hacerlo con nuestros contactos en redes sociales. ¿Será que esta gente es realmente como imaginamos?

Tuvimos que seguir instrucciones como parte de la tutoría, creamos una cuenta de twitter para continuar siendo parte de, poder compartir y utilizamos otras TICs para desmenuzar el texto de J.L. Brea.

Algunos no completábamos las actividades dentro del tiempo establecido, pero las terminábamos haciendo porque además de existir una “evaluación” de la que no sabemos su consecuencia, si no las cumplíamos nos apartábamos más de nuestra comunidad online; no sabíamos como interpretar lo que estaban los demás diciendo y dejaríamos de colaborar en la interpretación de ese texto. Para poder comunicarnos teníamos que seguir el mismo código del texto de J.L.Brea; ¿será que otras personas, que nunca han leído “On Line communities”, entenderán los memes e infografías que realizamos? Probablemente no, aparte porque no todos sabíamos cómo trabajar adecuadamente con ellos.

Como efecto colateral tomamos al tutor como autoridad, como autor y como profesor, probablemente por el modelo de sociedad que tenemos basado en jerarquías. Él continuaba alimentándonos con más lecturas que servirían como base incluso para desarrollar un punto de vista crítico, pero fundamentado sobre lo que estábamos interpretando.

Pero más allá de nuestra experiencia dentro de esa comunidad virtual de vida limitada, estábamos haciendo Resistencia efectiva. On Line Communities, es un texto que forma parte de los múltiples ensayos que existen sobre Arte contemporáneo y como el Arte abarca muchas esferas de la vida, hace un recorrido de los modos de producción online no solamente desde la perspectiva de las prácticas artísticas, sino también desde una perspectiva psicosocial. Es interesante como nosotros, personas de distintas edades, nacionalidades, profesiones, etc., si queremos clasificarnos de alguna manera, lo hemos interpretado y utilizado desde y para nuestro conocimiento, pero hemos unido aquello y creado una puesta en común. Será reconfortante, al final del Círculo de Lectura, poder leer los ensayos con la interpretación individual de cada uno y observar que no se ha negado la pluralidad del grupo. Recordemos que el riesgo de pertenecer a una comunidad es la homogeneización.

On Line communities narra además como las prácticas artísticas han sido y pueden ser dispositivos autorreflexivos de criticidad ante la homologación provocada por la mass media. Actualmente es común el uso de las TICs en las actividades diarias y representan un ventaja grande para el aprendizaje. Hemos utilizado en el Círculo de Lectura algunas de ellas con la acertada intención del tutor de apropiarnos del texto, ya que organizar nuestros pensamientos, sintetizarlos y plasmarlos de manera escrita o gráfica, sobretodo para transmitir información a otros, permite afianzar el conocimiento; cuando puedes explicárselo correctamente a otra persona es porque realmente lo has entendido. Las TICs pueden beneficiarnos, sin embargo debemos estar atentos a la automatización. Estas herramientas pueden facilitar nuestro trabajo, pero en un descuido estaremos dependiendo totalmente de ellas, lo que no permitiría la amplificación de todo nuestro potencial. En este caso, es pertinente la sugerencia de además de utilizarlas para agilizar procedimientos, darles un uso más allá del que para el que originalmente fueron creadas. Por ejemplo, Twitter o Facebook, además de permitir compartir “lo que está pasando” o “lo que estoy pensando”, pueden ser utilizadas de una manera más sustancial, como compartir recursos, noticias, comentar sobre un tema en específico e incluso crear esfera pública. Ya es responsabilidad de cada usuario como utilizar estas y otras herramientas que nos ofrece la tecnología de manera abierta y evitar el ruido de la desinformación, de los trolls y spammers. Es el precio que tenemos que pagar. Cabe mencionar aquí que este uso democrático del internet no es un gesto de generosidad, es una forma de mantener el control de usuarios menos astutos, a los que se atrae con lo que es más importante para ellos: ellos mismos y la opinión de los demás.

Publicar una foto de lo que estoy haciendo o una foto de mi rostro podría ser tomado como una intención insconsciente de marcar “físicamente” un espacio virtual que nos estaría desvaneciendo o talvez esa facilidad de compartir nuestra vida mediante la red podría ser una estrategia del capitalismo para engancharnos, porque sin caer en una postura ingenua, esa libertad no es real, siempre nos encontraremos ante una restricción, desde lo más básico como las políticas de seguridad en las redes hasta lo más crítico como los ataques a Wikileaks.

La identidad no es un constructo rígido, el capitalismo lo sabe y por ello es sencilla la masificación. Nuestra identidad se va reconstruyendo con cada interacción que hacemos con los demás y con cada interpretación que hacemos de esa interacción, ya sea real o virtualmente. Por medio de Internet, la influencia del otro llega a nosotros de manera tan rápida que a diferencia de décadas anteriores, compartimos más cosas en común con personas que no viven necesariamente en el mismo entorno que nosotros. Solo las personas conectadas a la red están al día en tendencias, que marcan nuestra manera de desenvolvernos y expresarnos en el mundo real, como ejemplo básico están los “challenges”, utilizar términos como “friendzoneado”, usar Adidas All Star, contornearse el rostro, etc., así también como la interpretación que le damos a una opinión emitida por algún personaje popular en el medio y por la cual se basarán las opiniones que tengamos más adelante por ese tema en específico.

El capitalismo se aprovecha de lo maleable que es la identidad y de que no estemos plenamente conscientes de ello. ¿Pero cómo estuvimos haciendo resistencia? Cuando utilizamos esta herramientas a nuestro favor para alcanzar un aprendizaje y cuando nos cuestionamos la importancia de discernir hasta que punto podemos incluirnos en esta inevitable comunidad online global que nos presiona a pertenecer.

Al final y ventajosamente esta pequeña comunidad del Círculo de Lectura desapareció y con las reflexiones que hicimos podemos integrarnos o formar otra comunidad para discutir y armar una reflexión mayor o simplemente otras y así continuará la comunicación en rizoma. Mientras más difundamos y extendamos nuestra reflexión sobre las nuevas prácticas sociales que se están gestando y continuémos despertando a los autómatas, estaremos haciendo resistencia efectiva.

Jennifer García