SOBRE LO COMÚN Y EL INTERSTICIO
Hace algunos días leía algo que decía así: «el espacio es el orden de los coexistentes o el orden entre los existentes que son simultáneos». Recuerdo haberlo relacionado con el lenguaje: es desde el Otro que uno mismo piensa y/o enuncia y es pensado y/o enunciado. Es desde ahí -desde el Otro- que poseemos un lenguaje. Quizá tenga que ver con el principio de incompletud del individuo que manifestaba Bataille, y sí -de cierto modo- somos en tanto que el Otro/existente simultáneo.
Retomando el asunto, de alguna u otra manera, nos postulamos en el horizonte de lo común. Pero este horizonte ha ido mutando simultáneamente con los modos de comunicación situados en la virtualidad. Lo común y la comunidad se articulan de diferente manera ahora, pues las condiciones cambiaron. El mundo se hizo pequeño, tu rincón y el mío se extendían en el mismo espacio al mismo tiempo. ¿Pero qué tanto somos conscientes de ello? ¿Qué tanto hemos procurado lo equidistante en este espacio?.
En «Online communities: comunidades experimentales de comunicación en la diáspora virtual» José Luis Brea nos relata cómo desde la aparición de ciudades digitales en 1994 se ha pretendido una democratización del acceso al nuevo medio. Y cómo al arte del siglo XXI se le heredó buscar las condiciones que propicien una constitución de una esfera pública autónoma. ¿Cómo se iba a constituir esta esfera pública?
Así apareció la tarea de construir discurso por medio de la participación dialógica. Para ello ahora debemos superar algunos obstáculos. A mediados de la primera década del siglo XXI se consolidó la Web 2.0 basada en el intercambio y la participación, así apareció el valor en el volumen: lo cuantitativo deviene cualitativo.
Parece que José Luis Brea lo predijo de algún modo cuando planteó la desertización por ruido. Afortunadamente también hizo una observación sobre generar operadores de visibilidad/dispositivos de coalición que permitieran visibilizar discursos. Pues no sólo coexisten tu rincón y el mío, sino muchos. ¿Cómo íbamos a evitar que se segregaran en esta extensión saturada? ¿Y cómo íbamos a evitar, a su vez, hacer aparecer la diferencia? ¿Cómo producir heterotopías?.
Otra de las alternativas que planteó Brea fue plantear la comunidad de productores de medios -no usuarios-. Por supuesto, ninguna comunidad puede aparecer donde la comunicación se redujo a valor de cambio. Así iban apareciendo más tareas que respondían a las nuevas economías de la producción y distribución de estructuras simbólicas.
Finalmente, para que todos los rincones existan con las mismas posibilidades debemos trazar dispositivos que subviertan la estrategia del capitalismo informacional. Yo desde mi rincón puedo promover las condiciones para que el tuyo aparezca al mismo tono, para que ese espacio esporádico devenga en rizoma. Y para que extienda esas condiciones rizomáticas al espacio real social en el que cada uno se encuentra, en el que podamos coexistir. Quizá el principio de incompletud del individuo desaparece en tanto que se construye con Otro, nos completamos en comunidad.
«Pero allí donde está el peligro nace también lo que lo salva»
María Fernanda Arjona